miércoles, 30 de junio de 2010

PARA EL NIETO - O NIETA - RECIEN NACIDO DE ROSA MARIA SANCHEZ PORRAS...

Dormido entre las sabanas del hospital, o mostrándote en alto los orgullosos brazos de tu abuela Marta cuando apenas podías mantener la cabeza erguida; cuando apenas tenias instantes de vida, horas de vida, ya te asomabas, ante esta ventana de facebook, como el portador de una gran cantidad de ternura para tu familia y para todos los que contemplábamos tus fotos. Ya, con solo mirarte dormido confiadamente, y tu familia alrededor de ti, nos hiciste un poco mejores a todos.

Porque la vida te empujaba a nacer, te agarraba para salir con dolor de tu madre y pudiste salir al fin, mejor, naciste al fin. La vida es nacer y seguramente, ¡qué sabemos nosotros de tus reacciones!, al ver el rostro de tu familia te alegraste de ser de alguien, te alegraste al encontrarte con los ojos de tu madre que trataban de decirte con la mirada: ¡eres mió!, ¡Yo me preocupare por ti ya para siempre!: solo vivimos verdaderamente cuando nos damos cuenta de que somos de alguien. Seguramente que con tus manos cerradas querrías decir, a los que esperaban ansiosos tu nacimiento, que ya no podrás vivir nunca sin ellos, intentando agarrarles a todos.

Los fríos aires de enero y los calidos de agosto te ayudaran a crecer – creo que cerca del pozo de la Fuente de Abajo- y el paisaje de Talayuela irá entrando por tus ojos, sin darte apenas cuenta, pero formando parte de ti para siempre. ¡Soy de Talayuela!, dirás cuando puedas hablar. Tu vida infantil será pensar que tú eres lo más importante – y realmente lo eres – y sabrás caminar confiado de la mano de tus padres y abuelos y no habrá ningún problema a tu lado. En tu mundo infantil pensarás que la calle principal y más importante del pueblo, es la que va de tu casa a la de tus abuelos. La vida de la infancia es así: gozar inmensamente con un juguete y llorar inmensamente cuando no te dejen comer algo que te pudiera hacer daño, pero que a ti te apetecerá un montón: aquellas lágrimas serán un drama para ti y también una congoja para tu madre.

Un día, la vida, te hará descubrir que hay mas calles en el pueblo; calles que intentaras recorrer con esos otros niños que acabas de descubrir en la parte del pueblo donde vives; o que conocerás cuando tu madre te lleve al parque, o a la guardería. Esos niños que, como tú, con los ojos bien abiertos, se comen la vida a tragos como os coméis los pasteles de las fiestas de vuestros cumpleaños. La primera herida al caerte corriendo por las otras calles, la primera mirada acusadora de tus padres por algo que has hecho mal, la magia de la noche de los Reyes Magos. Entonces no medirás aún la vida por años –que importan los años en esa edad en que se tienen todos por delante para vivirlos- La vida la medirás por la magia de las noches de Reyes Magos que has pasado con tus familias y por los juguetes que te dejaron los mismo Reyes Magos.

Esa vida que te ha empujado a salir de tu madre, un día te empujara también a salir por Talayuela y ya no solo para ir al colegio; saldrás porque la vida te empuja a mirarla frente a frente en otros amigos que les está empujando lo mismo que a ti. La querrás ver de cerca, palpitando cerca de ti, creyéndote con fuerzas para todo y con ganas de probarlo todo. En tu afán de independencia llegaras mas tarde a casa de la hora que te señalaron tus padres y será motivo de discusión. También tu madre, se sorprenderá así misma, porque te estará repitiendo las mismas palabras que a ella le decía su madre cuando llegaba tarde a casa. La vida que ahora acabas de empezar lo hace todo nuevo y todo igual a la vez.

Esa misma vida que ahora acabas de empezar te llevara un día a creerte mayor de lo que eres; a creer que ya lo puedes todo por ti mismo; pensar y vestir con tu propia manera, escuchar tu propia música, tu propia pagina de faceboox, tus amigos. Esa vida te hará descubrir que eres único, te enseñara tu propia manera de besar a otra persona y creer que estas locamente enamorado de ella. Nunca han sabido educarnos a ninguno para interpretar nuestros propios sentimientos en esta etapa de nuestra vida y creo que, tampoco, te tocara a ti. La vida te enseñara a vivir como siempre creíste y viste que se vivía en tu casa; te enseñara a llorar y a secarte las lágrimas tu solo con un pañuelo que guardaras en algún lugar secreto para los demás. La vida te enseñará a echar de menos a muchas personas cuando hace algún tiempo que no les ves; te enseñará a emocionarte con todo lo que te rodea y te enseñará que la vida que vives ahora, después, y mucho después de después, es un verdadero milagro vivirla.

Esa vida que, hace apenas nada, te agarraba para sacarte con dolor del vientre de tu madre te llevara por mil caminos que nadie puede saber ahora los que serán, te tocará pasar por todos pero tú nunca “pases” de ellos. No olvides nunca a los amigos que has ido haciendo a lo largo de tu vida. No pienses que se olvidaron de ti, simplemente es que ellos están haciendo también su propia vida y un día os volveréis a encontrar con cualquier motivo. Incorpora a tu vida a los nuevos amigos que se crucen en tus caminos: el corazón, que hoy te palpita con fuerzas, es demasiado grande y caben muchas personas queridas en él. Pasa la fiebre del primer amor con valentía y, ojala sea con la persona adecuada para ello, pues conviene recordar bellamente la experiencia de ese primer amor que, seguramente no tenderá al futuro, pero conviene que sea buena experiencia de amor la primera.

Mira con frecuencia a tu alrededor, en cualquier etapa de tu vida, sin levantar la vista para ver más allá, sino más acá. A tu propio lado. Cerca de ti. Veras ojos, manos. Sentirás latidos de corazones, emociones compartidas, te parecerá normal que estén ahí. Te has acostumbrado a su presencia, a verlos día tras día a tu lado, a sentirlos. Serán las mismas personas que ahora te han recibido, en el hospital, con tanta alegría. Tal vez un poco más mayores, pero han estado tan cerca de ti en todo momento aunque tú, tal vez, no te hayas dado cuenta. Cuando te creías más solo ellos, estaban más cerca de ti sin ser notados. Cuando peor lo pasabas en la soledad de tu dolor ellos estaban tan cerca de ti que no llegaste a notar su presencia. Cuando tu madre te abrazaba, al llegar a casa, y tu creías que nada sabia de ti, ella conocía todos tus secretos, porque hasta ahora, y no creo que tu tampoco seas capaz, ninguno hemos logrado engañar a nuestra madre aunque ella haga la vista gorda.

La vida que te ha empujado a salir del vientre de tu madre se rinde a tus pies; toda tu familia te rodea como la joya más preciada que eres para ellos. Tú ya no puedes vivir sin ellos y, de ninguna manera, ellos ya no pueden vivir sin ti: bienvenido a Talayuela.

martes, 29 de junio de 2010

DESPUES QUE PASABA LA FIESTA DE SAN JUAN...


Después que pasaba la fiesta de san Juan la vida en Talayuela comenzaba a cambiar. Era como si un viento huracanado entrara por las rendijas de las ventanas y las puertas, las abriera de par en par, y echara la vida a la calle. Era como si la luna le echara una mano al sol y le ayudara a que su luz entrase por todas las alcobas de la casa impidiendo a los mayores y los niños cerrar los ojos y dormir.

Las calles y las plazas de Talayuela se comenzaban a llenar entonces de una manada de olores y sabores que entraban por la nariz del que pisaba las calles y, envolviéndole, le transportaban a otras casas. El día comenzaba colaborando cada vecino en la limpieza del pueblo. Cada uno barría la puerta de su calle y refrescaba con agua para no levantar mucho polvo al barrer, olor a tierra mojada, mientras en el corral de al lado cantaba el gallo que se engordaba para Noche Buena. Cuadrillas de mujeres salían al campo para binar el tabaco, con amplios pañuelos y sombreros que las cubrirían el rostro del ardiente sol. Se esparcía el olor a café de puchero, del camello, café portugués, que se había comprado de estraperlos a una mujer de Aldeanueva; el olor de pan recién hecho en la tahona; el olor a humo de piña y de cañazos del pinar quemados en la lumbre de cada casa. Rápidamente otro olor se percibía. Se trataba del olor a cal recién dada en las fachadas de las casas que después el sol se quedaba como pegado en ellas de tan blancas como quedaban. El olor a cal, a limpias casas, despedía las fachadas y los tapiales que hacían llenar de orgullo a sus moradores. La blancura de la cal en las paredes, a veces sobre un zócalo de cal morena, y su olor se mantenía con una fidelidad absoluta a la limpieza por estas fechas y al adorno del pueblo al que todos contribuían. A veces, un geranio o claveles, en latas de sardinas que hacían de macetas, rompían el blanco refulgente de las paredes.

Por las mañanas también había olores en el campo al heno recientemente guadañado y se comenzaba a segar la cebada. En el pueblo olía a agua del pilón que remojaba la ropa blanca al sol en barreños de cinc. Ropa lavada con jabón hecho en casa para blanquearla y olor a limpio. Cuerdas tendidas en la pared de enfrente para secar las ropas al sol. Y sosa mañanera para blanquear las piedras de los umbrales y a veces de los suelos.

En las tardes comenzaba el ritual que, día a día, se repetía y era siempre novedoso. Ya se habían colocado matas de albahaca en las ventanas para ahuyentar los mosquitos. Se regaba bien la puerta de las casas desde las piedras del enrollado de las calles a las “lanchas” de las casas que se defendían de aquella invasión de cubos de agua que apagaba su calor, despidiendo una especie de nieblilla calurosa. Después de este apagar el calor de la calle se abría la ventana de la cocina, que daba casi siempre, a la misma calle, y comenzaba a esparcirse el olor a pimientos fritos, pollo frito, entomatada, berenjena, pisto, sopas de tomates o de patatas…aquello eran los olores de las noches del verano. Se cenaba de los que ya se había separado la mitad para meterla en las fiambreras y que fuera la comida del día siguiente en el duro trabajo del campo. Después de cenar, cada persona mayor de la casa, con su silla de enea, salía a la calle para hacer la tertulia en corro con los vecinos. Allí comenzaba el “Parte” de las noticias del pueblo que a veces se remontaban tan atrás que solo los muy mayores lo guardaban en su memoria: si hoy fuera sábado, los mozos y mozas, pasarían cantando la Torera, mientras ellas tarareaban la estrofa que se les había quedado prendida en su memoria. Los niños jugaban a los juegos propios, siempre gritando, hasta que un vecino les llamaba la atención porque a la mañana siguiente tenía que madrugar. Y un olor a sandia recién partida comenzaba a extenderse, mientras su sabor refrescaba la boca y la garganta, de los vecinos en corro, de aquel calor que ni las noche de julio lograba abatir.

Cuando el cansancio y el sueño vencían a los niños, se tiraban en las lanchas de las puertas, miraban aquel cielo cuajado de estrellas y descubrían lo que alguna persona mayor les había dicho: el mismo cielo señalaba el Camino de Santiago con aquel cuajaron de estrellas que se marcaban en el azul del cielo. Después, a pesar de lo duro del cemento, se quedaban dormidos y, como el niño que fuimos ayer es el padre de la persona que somos hoy, sin echar de menos el colchón de lana de oveja de su cama soñaba caminos lejanos, acunados por la conversación de los mayores.

miércoles, 23 de junio de 2010

LA NOCHE DE SAN JUAN...

Todas las noches tienen algo de mágicas pues al no dejarte ver claramente la oscuridad comienzas a dejar paso a la intuición que lleva a los sentidos a intuir más que a comprobar. Pero es la noche de San Juan la más mágica de todas las del año; es la más corta de todas las noches del año pero las que más ha provocado rituales a su alrededor y en las pocas horas de su oscuridad.

Se encendía fuegos para ayudar al sol a brillar más y que no perdiera su fuerza pues se pensaba que la oscuridad de la noche ya le iría ganando minutos al día. Era fiesta importante en las sociedades rurales pues se comenzaba una etapa de gran actividad como era recolectar las cosechas. Se comenzaba a vivir en las calles, con los corros de vecinos y dormir al sereno de las eras. Quedaba atrás el triste invierno y la alegría del verano aparecía por todos lados. Era la noche mas corta en la que hadas, duendecillos andaban sueltos por los campos y la magia lo podía enredar todo: desde fecundar los campos para mejores cosechas a purificar y fecundar la vida de los ganados y personas.

En Talayuela existían tres ritos – acciones que se repetían año tras años- ligadas a esta mágica noche de San Juan. Las amigas se reunían a dormir en la casa de una de ellas y colocaban un baño lleno de agua que cubrían con hierbas olorosas que perfumaban el agua: mastranzo, juncia, verbena, romero…una rama de zarza iba de un asa a otro del baños, haciendo un arco, y se colgaban cerezas, dulces…, que sacaban al balcón para que la luna, de esa anoche de san Juan, hiciera mágica esa agua. Las amigas dormían en la misma casa y por la mañana se lavaban la cara con el agua perfumada y les hacia mas guapa. Después esa agua se tiraba al rió que se la llevaba junto con todos los defectos que tenía la cara que había lavado. La cara y el pelo guapeaban al lavarse con esta agua.

En la plaza vieja, plaza de las verduras posteriormente, se colocaba un pino, de los que había donado el Ayuntamiento para la compra del toro en la fiesta de Agosto, y que habían cortado lo mozos en el pinar. Se colocaba de pie, en el centro de la plaza, y los mozos mostraban su habilidad subiendo por el vertical, limpio y engrasado tronco del pino a coger una bandera que le daba derecho a un premio. Quienes conseguían los premios despertaban la admiración de los más jóvenes y eran agasajados por los vecinos.

Este día de san Juan, los encabezados ya habían hecho la compra del toro para la Fiesta de Agosto. Desde esta noche, y acompañados por sus amigos y amigas, habían de cantar la torera por las calles del pueblo. Era una canción, con estrofas y música fija, en la que se iban dando noticias relativas al toro: cómo era, de qué finca, qué había costado…

La noche de San Juan, sea cual sea la sociedad en la que se vive, si rural o urbana, se presta a creer que todas las fuerzas de la naturaleza se alían con nosotros para conseguir lo que deseamos.

viernes, 18 de junio de 2010

DICE UNA CANCION POLACA QUE LAS PERSONAS IGUAL QUE VIVIMOS TERMINAMOS MURIENDO...

Dice una canción polaca que las personas igual que vivimos terminamos muriendo. Vida y muerte son dos realidades pegadas a los poros de nuestra piel y que se van haciendo presentes a lo largo de cada uno de nuestros días. Cada madrugada, al despertarnos la luz que se posa sobre nuestros párpados sin apenas poder abrirlos, sabemos que es un día más que se nos regala para crecer. Crecer en estatura, quien esté en el tierno tiempo de poder hacerlo, y a todos se nos pide crecer hacia dentro, pues bien sabemos que ninguna persona podemos hacer la vida mas larga pero todos la podemos hacer mas honda, más profunda, más llena de serenidad, más llena de sentimientos que nos hagan siempre felices y fuertes.
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A medida que va pasando el día sentimos, también, que algo se va muriendo y ya no volverá a ser vivido ni con la misma alegría, ni con el mismo dolor; a veces, ya solo el recuerdo tratará de hacerlo presente en nuestra mente sin conseguir plenamente provocarnos la fuerza de su presencia. Vida y muerte posan sus alas ligeramente a nuestro lado cada día de nuestra vida e inclinan la brisa de sus alas a un lado o hacia otro. Al anochecer, hay veces, que queremos olvidar todo lo que nos ha traído el día como si nos hubieran dado un beso maldito sin saber, o tal vez sabiéndolo, que ya llevaremos para siempre pegado a nosotros su sabor y su olor y que nos servirá para saber reconocer y apartar de un manotazo, todos los que vengan con el mismo envoltorio.
Solo la sabiduría que dan los años nos hace ver que todo sucedió para nuestro bien. Aquello que no pudimos ver ni escudriñar cuando íbamos montados en la montaña rusa del acontecimiento que estábamos viviendo y que nos alzaba en un momento hasta las blancas nubes para hundirnos precipitadamente poco después en el negro abismo más absoluto sin comprender del todo aquella locura que vivíamos. Que todo lo que hemos vivido es bueno, bien por una cara o por otra, lo comprendamos ahora o, tal vez, solo podamos hacerlo mucho más tarde. El tiempo pondrá ante nosotros la capacidad de admirar lo positivo de todo lo que nos ha sucedido aunque entonces nos pareciera la oscuridad más negra.
Vida y muerte juntas y unidas para siempre a nosotros y, con anterioridad, en todo ese rocío de generaciones que ya fecundan nuestros campos y nuestros espíritus. Partidas de nuestro pueblo y de nuestro lado cuando ya tenían tal cúmulo de saberes, experiencias y bagaje que solo vivir los días que vivían eran puro regalo. En otros caso se nos hacia tan penosa la debilidad física, los sufrimientos llevados y la tristeza de su mirada perdida, que la muerte amiga nos ayudó a llevar su cuerpo a la tierra querida con la certeza de que su espíritu volaba por encima de nosotros ya por siempre joven y libre de sus ataduras dándonos fuerza. Un rocío de generaciones que pasó, nosotros que estamos pasando y otro oleaje de personas que vendrá después de nosotros a vivir su propia vida, madurar su espíritu que un día, quiera Dios que lejano, también volara por entre estas nubes que nos vigilan y, después, sus cuerpos irán a la tierra rodeada del frescor de los pinos.
Siempre recuerdo unas palabras leídas a Antonio Gala que decía que siempre que viajaba visitaba dos lugares: el mercado para ver que comen los vivos y el cementerio para ver como un pueblo trataba a sus muertos. Cinco cementerios ha tenido Talayuela, todos llenos de la tierra que cubrió los cuerpos de los que vivimos o queremos descansar en este pueblo.
El primer cementerio situado dentro de la misma iglesia según la costumbre y como refleja el Interrogatorio de la Real Audiencia de Cáceres, del año de 1791 se dice que … no hai en esta villa cementerio, ni necesidad de él mediante el corto numero de personas, la capacidad suficiente de la iglesia y no tener esta fondo de caudal para sufrir lo que podría costar, aún cuando hay lugar cómodo para poder hacerse….
El segundo cementerio situado en la pared exterior del lado del evangelio de la Iglesia que Pascual Madoz en su Diccionario Geográfico, en el año de 1849 dice que tiene …en las inmediaciones – de la parroquia de San Martín- el cementerio construido en 1847…tiene 219 almas…
El tercero situado en lo que se llamaba el jardincillo y que es el espacio donde está situado el quiosco de Juanjo, frente al bar España, donde ahora juegan los niños y se sientan los mayores.
El cuarto cementerio situado en el lugar que hoy ocupan los jardines y el Hogar del Pensionista y que se inauguró a finales del año de 1 951. Era costumbre bendecir los Ramos en la ermita de este cementerio e ir después hacia la iglesia de San Martín, en procesión, en el domingo de Ramos.
El 28 de julio de 1 970 se bendijo el cementerio actual, que es el quinto que recoge los restos amorosos de todos los que, seguramente, alguna vez nos habremos cruzado con ellos por las calles de Talayuela. La primera persona enterrada en este cementerio fue doña Valentina López Sánchez, el día 1 de octubre de 1.970.
Las palabras del sabio de la Biblia siempre tienen permanente valor:

Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora:

Tiempo de nacer y tiempo de morir; tiempo de plantar y tiempo de arrancar lo plantado;
tiempo de matar y tiempo de sanar; tiempo de destruir y tiempo de construir;
tiempo de llorar y tiempo de reír; tiempo de estar de duelo y tiempo de bailar;
tiempo de esparcir piedras y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar y tiempo de dejar de abrazar;
tiempo de buscar y tiempo de perder; tiempo de guardar y tiempo de arrojar;
tiempo de romper y tiempo de coser;
tiempo de callar y tiempo de hablar;tiempo de amar y tiempo de aborrecer;
tiempo de guerra y tiempo de paz.

Eclesiástico 3, 1-8

domingo, 13 de junio de 2010

A QUIEN CORRESPONDA, QUE ME IMAGINO SERA AL EXCELENTISIMO AYUNTAMIENTO DE TALAYUELA.....

A quien corresponda, que imagino será al Excelentísimo Ayuntamiento de Talayuela, pero seguro que alguna persona concreta será quien haya tomado la decisión. Me refiero a las obras de restauración del Corral del Concejo que se están llevando a cabo y que no debo sino felicitar por el acierto de hacerlo ante la amenaza de ruina a la que había llegado dicho Corral. No debemos dejar que el pasado determine nuestra vida pero si debemos saber integrarle y que pase a formar parte de ella. Ya se han perdido bastantes cosas de otros tiempos y, la decisión de restaurar ese Corral, no es sino un motivo de alegría para todos los que amamos este pueblo y su historia.

Era en los años duros de la reconquista cuando el clima más o menos suave de los inviernos en estos campos proporcionaba una abundancia de pastos de los que carecían las tierras de la montaña. La trashumancia de ganado abrió caminos entre la sierra y la llanura y se multiplicaron los rebaños de ovejas que era una fuente de riqueza importante. Este sector ganadero se agrupó en el Real Concejo de la Mesta al que los reyes otorgaron importantes beneficios y el ganado mesteño comenzó a llenar baldios y campos amparados por los privilegios de los reyes.

Los campos de nuestro alrededor se llenaron de ganado mesteño que bajaban de la sierra a pasar los inviernos y comienzan a delimitarse dehesas que eran un medio de defensa de los habitantes de por aquí frente al poder de la Mesta. Este poder fue inmenso pues, no en vano, ella era la columna vertebral de la economía de aquellos tiempos por los beneficios que reportaba la lana que se enviaba a Flandes, Florencia…

Todas las tierras quedaron para pastos de los ganados mesteños por los beneficios que reportaban los arrendamientos de la yerba de estas dehesas. El Conde de Plasencia, don Pedro de Stuñiga, ordenó que de cada dehesa se labrase un cuarto para pan pues al dejarlas solo para pasto había venido una gran hambre sobre Plasencia y su Tierra “…de aquí en adelante se pueda tomar y tome la cuarta parte de cualquier dehesa del Termino de la Ciudad, aunque sea dehesa adehesada y no acostumbrada a labrar, la cual dicha parte sea señalada toda juntamente a una parte de la dehesa y sea labrada por los vecinos…”

Es a partir de entonces cuando surgen los Corrales del Concejo y con la misión de encerrar a los animales que los guardas hubieran cogido pisando el sembrado de los demás. En aquel corral se mantenía a los animales hasta que el dueño pagara la multa que el guarda creyera ajustada al daño que había cometido el animal.

Ya se ha dicho en otra parte como las Ordenanzas de la Ciudad de Plasencia decían como había de ser dicho corral del Concejo…estos corrales han de tener buenas puertas y umbrales de dos palmos y medio y que las paredes se alcen de piedras, cal y canto…

Mucho mas tarde ya en el tiempo, muchos de nosotros hemos conocido como se guardaba en este Corral toda clase animales que anduvieran suelto por la falta de atención de su amo. Porque no solo en estos tiempos actuales sino desde siempre ha habido una relación de las personas con los animales en la que ambos se necesitaban y se ayudaban. No eran perros, burros, mulos o vacas, quienes convivían con las personas, eran animales a los que se ponían nombre concretos y a los que se cuidaba y protegía. Es verdad que es ahora acogemos a los animales en nuestra casa y no para que realicen ningún trabajo o función – si es que no es ya mucho todo el cariño y fidelidad que nos aportan- pero, de siempre, la relación con los animales ha sido con la de aquellos seres que hacían mas fácil la vida de nuestros antepasados y el Corral Concejo era símbolo que nuestra responsabilidad sobre los animales que estaban a nuestro lado.
Después de estar casi destruido y abandonado del todo, ahora se han propuesto restaurarle y no cabe, por mi parte, sino felicitar a quien haya decidido que así se haga.

domingo, 6 de junio de 2010

¿QUE SERA DE NOSOTROS CUANDO DESAPAREZCA DE NUESTRO LADO ESA GENERACIÓN...

¿Qué será de nosotros cuando desaparezca de nuestro lado esa generación de familiares y conocidos que ahora ronda las setenta u ochenta años? ¿Quién nos reforzará los vacíos de nuestra memoria, con todos nuestros saberes a cuesta, que no alcanzan a donde llegan la mitad de los que ellos tienen? Será entonces cuando sentiremos la verdadera horfandad no solo en los lazos familiares sino también en nuestro saber situarnos en el pueblo en el que vivimos, en los lugares por los que paseamos. Solo ellos, esa generación de la que hablo, son capaces de organizar todos los datos que tenemos pero que no somos capaces de aunar para que tengan sentido como si de un inmenso puzzle se tratara.


Yo tenia datos verdaderamente importantes tomado uno de partidas de defunción de vecinos de Casatejada “…Tomas Pérez de Rubio, Baltasar Fernández Vicario, Pedro Garrido de García, murieron en el lugar de La Talayuela, el día ocho de agosto de mil setecientos seis. Con mas de 300 vecinos de esta Villa, de soldados a caballo…perdieron la vida en el encuentro que tuvieron en ese Lugar…” Era entonces la Guerra de sucesión entre los partidarios del que sería después Felipe V, a quien apoyaban todos estos pueblos vecinos, y los portugueses que apoyaban al príncipe Carlos, de la Casa de Austria.

Otro dato tomado del Interrogatorio de la Real Audiencia de Caceres: “… que en este pueblo – La Talayuela- y en el año dos de este siglo y por motivo de haber entrado el portugues por vía de guerra que tenía con España, destrozó y arruinó lo mas de este pueblo y, por consiguiente, lo mas útil, como fue el oficio de escribano…”

Hace poco llegó a mis manos el tercer dato que es una carta de un cura de Talayuela que recoge Domingo Montero Aparicio en su libro Arte religioso en la Vera de Plasencia y cuyo contenido de la carta dice asi:…se sabe por tradición que el número de becinos de que se componía este pueblo era mayor que a el presente, pero con el motivo de haberse unido estos pueblos inmediatos y haber hecho frente a un tro-o de soldados portugueses, que asolaban los pueblos a principios de este siglo, fueron muchos los muertos, de manera que solo quedaron once vecinos en este pueblo y el sitio donde se dio la batalla, inmediato a este pueblo conserva el nombre del Arenal del Muerto…”

El mismo autor dice de Losar de la Vera: “…se dice que de las guerras antiguas con Portugal se alojaban aquí muchos soldados y abiendo venido apestados murieron gran número de ellos y de los naturales…”

Nunca había oído hablar del Arenal del Muerto, ni siquiera sabia que pudiera existir tal arenal y ninguna persona a la que pregunté. Solo fue necesario decírselo Benedicta Moreno González y, nada sabía de tal batalla con los portugueses, pero si de un lugar llamado el Arenal del Muerto que ellas de jóvenes al pisar aquellas arenas, al pasar por allí a trabajar, se quitaban las alpargatas para pasarlo con mas ligereza y que no se les rompieran al hundirse el pie en las arenas. Allí, en el Arenal del Muerto nos encontramos con Antonio Casado que sí sabia que esa batalla con los portugueses se habia dado en aquel inmenso arenal ahora hecho surcos donde crece el tabaco

Se encuentra este arenal entre la derecha del camino de la barca, el camino del Tual y la izquierda de la quebrada de los Conejos. Nada, ahora hace presagiar que allí murieron mas de 300 hombres de a caballo de Casatejada… otros tantos de los pueblos de alrededor… Desde ese lugar del Arenal de los Muertos, los portugueses se dirigieron a Talayuela…destrozaron y saquearon lo mas de este pueblo y, por consiguiente, lo mas útil, como fue el oficio de escribano…” y quedaron tan solo once vecinos.