lunes, 30 de julio de 2012

UN ANTEPASADO NUESTRO SE PERDERIA ENTRE TANTAS PERSONAS...

Un antepasado nuestro se perderia entre tantas personas y la altura de las casas de Talayuela y, tal vez, desearia volver al lugar de donde viene.

Pero la verdad es que se trata de la misma Talayuela. Reconocería la misma luz, el mismo cielo, la misma brisa con olor a pino, las mismas palabras para hablar con los hombres y con Dios,  que se nos ha transmitido como un vaso sagrado para cuidarlas y protegerlas.

Un antepasado que paseara hoy por Talayuela reconocería que las personas de ahora continúan con la misma relación que ellos mantenían con los campos. Reconocería que el producto de esos campos nos invita a la alegría de vivir esperanzados en que obtendremos de ellos lo necesario para vivir. Esa esperanza nos hace vivir al día con un sentimiento de pertenencia y de estar pegados a ellos. La transformación que sufre la dehesa en primavera nos hace llevar la alegría pegada al corazón y saber que siempre es posible una reunión de amigos para la fiesta por difícil que sea la situación que vivamos. Los campos nos recuerdan constantemente la grandeza de nuestro ser con solo contemplarlos cubierto por un inmenso cielo azul que hace las veces de palio protector. Estos cambios no afectan al corazón de las cosas.
SE PERDERIA PERO RECONOCERIA ESTE AMANECER

martes, 24 de julio de 2012

ES LA MISMA TALAYUELA EN LA QUE VIVIERON NUESTROS ANTEPASADOS? (I)

En una entrevista me preguntaron si Talayuela había cambiado a lo largo de los años y, naturalmente, como todo ser vivo- y Talayuela lo es- dije que si había cambiado con el paso de los tiempos. También afirmé que Talayuela es una mujer, una madre, que vengamos de donde vengamos, ella siempre termina haciéndonos a su imagen y semejanza. Como la luz del sol se impone a las tinieblas del amanecer, Talayuela impone su forma de ser, procedamos de donde procedamos y, los cambios que experimentamos, siempre vienen motivados por ella misma.


¿Podemos descubrir en la Talayuela actual el pueblo originario que pisaron nuestros padres y nuestros abuelos? ¿Este mismo pueblo que amamos fue el amado por los que vivieron antes que nosotros?

Pienso que estos cambios no afectan al corazón. Las encinas de la dehesa de Talayuela cambian cada día y cada año. Son más altas o mas anchas en su copa; son distintas de las que empezamos a mirar cuando éramos niños. Pero son las mismas encimas  que crecieron de la misma bellota. El cambio no significa desviación. Yo creo que cualquier antepasado nuestro se sentiría perdido en la Talayuela de hoy. Le costaría descubrir la calle de los Granados y los Arenales, se sentiría extraño entre tanto coche y entre la altura de las casas. Pero la verdad es que se trata de la misma Talayuela.


LAS CLARAS DEL DIA SOBRE EL CERRO CARRETERO DE TALAYUELA