jueves, 19 de abril de 2012

II RUTA SENDERISTA A SAN MARCOS

Aquella mañana me levante pronto y las vi. Alguien había madrugado más que yo y las había colocado allí. Se imponían a la mirada y al recuerdo como se impone el sol a la oscuridad de la noche. Parpadearon mis ojos ante la contemplación complacida de lo que se veía. Provocaron que en mi mente se mezclaran imágenes, sensaciones y algun que otro sonido de voces. Cosas aposentadas en mí desde toda una vida hervían en mi interior y parpadeaban como chispazos sin contar con mi voluntad. Aquellas sensaciones agitaban mis recuerdos como agita el viento las ramas de la encina que nada pueden hacer ante su empuje sino moverse por la fuerza. Ante ellas volvían a vivir en mi mente recuerdos lejanos que pensé había olvidado ya. Por un momento, al cerrar los ojos, era como si estuviera presente en aquel espacio que ellas me traían a la mente ahora.

Se trataba de unas fotografías de la ruta desde Talayuela a la finca de San Marcos que, con motivo de las Fiestas, se ha hecho costumbre hacer días antes de las mismas. El Faceboox había permitido que yo viera en el ordenador en solo unos minutos lo que los caminantes habían tardado en hacer casi dos horas y media. ¿Qué sentimiento ha llevado a los caminantes a realizar esta ruta días antes de la Fiesta de San Marcos? ¿Qué olores, sabores y colores quieren recuperar del aquel lugar donde se celebraba antes la Fiesta para poder vivir ahora las Fiesta de hogaño de San Marcos? La imagen fija que transmitían las fotos de la ruta a la finca de San Marcos mostraban unos ojos que se asomaban a la cámara de fotografía, pero a sus ojos se asomaban sus padres, sus abuelos, sus antepasados que antes, tantas veces, hicieron este camino, para celebrar aquí las Fiestas de San Marcos. Parecía como si se tratara de un camino iniciático para recobrar los orígenes de los que somos ahora.

La foto en el interior de la ermita mostraba un retablo de azulejos talaveranos donde el amarillo y el azul mostraban su procedencia. En columnas de color azul con capitel dórico y arco de medio punto y color amarillo dan cobijo, en el centro a la imagen de San Marcos, a su izquierda San Benito, y a su derecha San Nicolás. Ver estos Santos en su retablo talaverano es encontrarse con el rastro de otras miradas, otras oraciones y otras esperanzas que allí les invocaron cuando canciones de rondas celebraban la noche de San Marcos.

“Ven conmigo a Talayuela, a la feria de San Marcos; allí veras un torito, arrodillado ante un Santo” Porque es la Feria, amigo, y nada puede nublar nuestra mente para que nos aparte de vivirlas. Porque vamos a ver, ¿Qué es lo que tengo? No lo sé, o sí lo sé; en cualquier caso, unos días de la Feria de San Marcos que me ayudaran a vivir los demás días.

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