domingo, 24 de abril de 2011

LA PROCESION DEL ENCUENTRO EN PLASENCIA

He participado, por primera vez, como espectador privilegiado, en la procesión del Encuentro, de La Hermandad de la Pasión. Ha sido una procesión como es la vida misma: siempre termina siendo más corta de lo que parece.



Ha tenido momentos emocionantes, sublimes, bellos en su plástica, de esfuerzo, sudor, cera, incienso, ritmo, y, ha sido, sobretodo, la procesión de las miradas. No había persona, en todo el recorrido, que no se santiguara o dirigiese su mirada al Señor de la Pasión o a la Virgen del Rosario. En algunos ojos se veía explicita la suplica a las Imágenes; en otros, por pertenecer a la intimidad de las personas y no sabremos nunca que les decían con la mirada y, también, muchas miradas se humedecían por la neblina de las lágrimas que producía la emoción al contemplarlas en sus Tronos.


Por motivo estrictamente religioso o por la belleza misma de la plástica que llevaban no ha dejado a nadie indiferente: la música, el incienso, los cofrades, el movimientos del palio, las zapatillas de las costaleras moviéndose al mismo son, las calles de nuestra ciudad, las torres de las iglesias, las Imágenes acercándose en el Encuentro o alejándose al rito que marcaba la música de las bandas...han creado, en mi opinión, momentos sublimes de belleza que nos han acercado, a muchos, a la belleza que es Dios mismo.



Las dedicatorias de la levantá del trono de la Virgen que hacia el encargado del paso nos llenaba el corazón y se hacia necesario el aplauso para liberarle. ¡Por el padre enfermo de alguien que nos acompaña! ¡Por la mujer de tal que ha tenido un aborto natura! ¡Por la mujer que ha vuelto con su esposo! ¡Por la madre de tal que lleva el trono! ¡Por los costaleros que llevan el trono de Jesús de la Pasión! ¡Por los que no tienen trabajo y lo pasan mal! ¡¡¡ que la Virgen del Rosario les guarde y les ayude!!!. ¡¡¡ A este!!! Sonaba un golpe que unía el esfuerzo de las costaleras y la Virgen subía al Cielo mismo y, allí, se llevaba los corazones de todos.



Y la entrada de los Pasos en el templo haciendo muralla el Palacio del Marqués de Mirabel, el templo de Santo Domingo, la entrada del Parador, el azahar de los naranjos y aquel mar de cabezas, manos y nubes de incienso sobre el que andaban las Imágenes como Jesús en el mar de Galilea, era sobrecogedor. No parecía sino que las mismas imágenes reían ante la alegría del aquel Encuentro.



Después, ya dentro del templo, con las imágenes en su lugar, todo eran abrazos de Pasion de Hermandad, felicitaciones y aplausos de unos a otros y el volverse al salir por el templo para volver a mirar los rostros sonrientes de Jesús de la Pasión y de la Virgen del Rosario, que no parecían decir a todos quienes les volvían a mirar: ahora somos Nosotros quienes velaremos y te mirándote a ti, en medio de los trabajos de tu vida diaria.

domingo, 17 de abril de 2011

PREGON DE SEMANA SANTA ( II )

El cofrade sabe que en su porte y en lo que porta con su procesión lleva una catequesis que ofrece a quien quiera mirar. El cofrade se esfuerza en mostrar lo que ha celebrado en la liturgia. El cofrade sabe que en el Paso que procesiona sobre sus hombros lleva la vida misma de esta sociedad tan rabiosamente actual. Las procesiones no son un recuerdo del pasado oscuro de los tiempos sino que en sus Imágenes están los rostros de todos los que hoy son condenados injustamente, de las traiciones, de las negaciones, de los besos sin sentimientos, de las cruces de la vida, de los discípulos que siguen al Maestro, de las Verónicas que ayudan, de las Madres que sostienen, a veces solo con la mirada y la presencia, el sufrimiento de los hijos, de la Caída de una forma de vida que la angustia del Paro ya se llevó para siempre...

El Via Crucis no está solo en Jerusalén. Hay muchos viacrucis en cualquier parte del mundo. El Nazareno y la Dolorosa los recorren todos y nosotros los debemos conocer.

La redondez de plata de la primera luna llena de primavera ilumina la entrada del Nazareno y la Dolorosa en la iglesia de San Martín. El recorrido ha sido largo y hay que descansar. El peso de nuestras cruces les han puesto el rostro más nacarado a la Virgen por la pena y al Nazareno más oscuro por la muerte que avanza inexorable por su cuerpo. Aun queda esperar toda la madruga del Viernes Santo:

Pastor que con tus silbos amorosos

me despertaste del profundo sueño,

Tú que hiciste cayado de ese leño,

en que tiendes los brazos poderosos,



vuelve los ojos a mi fe piadosos,

pues te confieso por mi amor y dueño,

y la palabra de seguirte empeño,

tus dulces silbos y tus pies hermosos.


Oye, pastor, pues por amores mueres,

no te espante el rigor de mis pecados,

pues tan amigo de rendidos eres.


Espera, pues, y escucha mis cuidados,

pero ¿cómo te digo que me esperes,

si estás para esperar los pies clavados?


Amanece Viernes Santo en Talayuela. La Iglesia de San Martín se convierte en la antesala del cielo. Es la sala de audiencias de Dios: el lugar donde Dios recibe... Durante toda la mañana es un ir y venir de personas a este tempo. Todos los pasos están allí expuestos sobre sus andas. No puede haber mayor concentración de dolor en una sola casa. Todos sabemos como suena y qué dice la estación del vía crucis que vamos a escuchar ahora.....

Viernes Santo en Talayuela, nueve y medio en el reloj de la Torre. La primera luna llena de primavera nos vigila desde el cielo. Sale la Cruz de guía del Santo Sepulcro y llenan la plaza filas de los Hermanos cofrades vestido de negro. ¡¡¡se puede vestir otro color esta noche!!! En la plaza la multitud expectante espera la salida del Santo Entierro por el arco del templo de San Martín. El silencio en la plaza es de entierro total y solo se oye la voz del capataz dirigiendose a los costaleros:

¡¡¡Un poquito más¡¡¡ ¡¡¡quietos¡¡¡ ¡¡quietos¡¡¡ ¡¡un paso al frente, con mucho cuidado¡¡¡ ¡¡¡ paso de escalera¡¡¡ ¡¡¡paso sencillo¡¡¡ ¡¡¡ahora¡¡¡¡¡arriba¡¡¡. ¡¡¡ arriba¡¡¡ ¡¡¡a la gloria con el paso!!!. Este arriba del capataz...; este arriba que sobrecoge y desgarra...; este arriba que pone de rodillas los corazones..., es un arriba nosotros y es un arriba Talayuela. ¡¡¡a la gloria con el paso!!! Y el Santo Sepulcro queda suspendido entre el cielo y el suelo, en los brazos de los costaleros, y la multitud expresa su congoja en un prolongado aplauso.

Es Viernes Santo y la luna llena se mira en el infinito y éste, como si fuera un espejo, le devuelve sus tonos de plata para que desfile iluminados por ellos la cofradía del SANTO SEPULCRO. La procesión, según la entiende Talayuela comienza su paso lento y la multitud apiñada en la plaza, mira al sepulcro del Cristo muerto, verdosas sus carnes por la muerte.

La belleza de estos pasos de Semana Santa inundan nuestras calles de Talayuela y nos hacen acercarnos a la SUMA BELLEZA QUE ES DIOS MISMO.

Referido a si el cuerpo desfigurado de Cristo expresa la belleza de Dios, tomo prestadas estas palabras al entonces cardenal Ratzinger, hoy el papa Benedicto XVI, que dicen:

“…Quien cree en Dios, en el Dios que se ha revelado precisamente en la apariencia desfigurada del Crucificado por amar «hasta el extremo» (Jn 13,1), sabe que la belleza es la verdad y que la verdad es la belleza, pero en el Cristo sufriente también aprende que la belleza de la verdad contiene la ofensa, el dolor e incluso el oscuro misterio de la muerte, y que esto sólo puede ser encontrado cuando se acepta el sufrimiento, no cuando se le ignora…”

El papa está insistiendo mucho en que la belleza es un camino para llegar a Dios. Que la Iglesia debe expresar la belleza de Dios mismo en las celebraciones. Estas palabra del papa anima a los cristianaos a no banalizar nuestras celebraciones, a hacerlas bellas, a mostrar toda la belleza de sus gestos, sus cantos, su incienso, su silencio... La belleza de la liturgia no es una carga para los sacerdotes es un derecho de la comunidad a la que sirven, para que se le celebren con toda su belleza y esplendor sus celebraciones. Banalizar nuestras celebraciones es impedir el paso a la fe de los no creyentes.

Conocemos la conversión de Paul Claudel en la catedral de Notre-Dame aquella Navidad de 1886. Le deslumbró aquella Eucaristía en la que la música, la Palabra, el incienso, el adorno del templo...lee hicieron comprender que el Dios personal que le había salido al encuentro en aquella eucaristía era además, la Suma Belleza. Y se convirtió al catolicismo. Ediht Stein, judia, profesora alemana de Fenomenológica, entro a la catedral de Berlin y al ver a unas mujercitas arrodilladas ante el Sagrario pensó que algo importante debería haber allí por lo ensimismadas que estaban las mujeres. Descubrió que Dios era la Verdad y La Belleza. Se convirtió al catolicismo, se hizo monja carmelita y murió en Auswisch

El Papa nos anima a ir al encuentro con Dios a través de la belleza y belleza hay en el paso del Santo sepulcro. La Cofradía del Santo Sepulcro comienza su procesión llevando en hombros a Cristo muerto en su paso de Semana Santa...

Duermes, Señor, el sueño de la muerte,

tus ojos son luceros ya velados,

tus manos son dos lirios desmayados

es lívido clavel tu boca inerte.


¿Quién no se mueve a compasión al verte

si claman compasión tus pies llagados,

tus cabellos que en sangre están bañados,

tu rostro cuya palidez se advierte?


Es tal la majestad de tu figura,

impone tal respeto tu reposo,

que ante ti se anonada toda criatura,

y el alma se rompe y enternece.

Para quien te contempla fervoroso

no eres sólo un prodigio de escultura,

sino de fe y dolor símbolo hermoso.

Detrás del hijo muerto siempre va la Madre en su misterio de la Soledad. Reconozco que siento una especial predilección por esta imagen de la Virgen de la Soledad. Quizás sea porque en este entorno de Vía Crucis, esta imagen representa el protagonismo piadosamente activo de las mujeres. Hagamos un breve repaso: Los apóstoles Santiago, Pedro y Juan, se duermen en Getsemaní, ajenos al drama que esta sufriendo un hombre en el Huerto de los Olivos. Cuando apresaron a Jesús los discípulos lo abandonaron. Cuando Jesús estaba siendo interrogado, Pedro le negó tres veces. El Cirineo le ayudó a llevar la Cruz, porque le obligaron y lo hizo de mala gana. Cuando le crucificaron no había ningún discípulo con él, mas que San Juan. Sin embargo las mujeres tienen un papel mas activo que los hombres. La Verónica rompe el cerco de soldados y se acerca a Jesús para limpiarle el rostro. Su Madre y otras mujeres le seguían de cerca. Unas mujeres de Jerusalén lloran por él. En la cruz estaba su Madre, la hermana de su madre, Maria la de Cleofás y María la Magdalena. Las mujeres tienen ese instinto de saber donde se encuentra la verdad y la belleza, son más compasivas que nosotros los hombres.

Traspasa el arco de la puerta del Templo de San Martín la Soledad. De negro el manto, las siete espadas traspasando un corazón de plata, como signo visible de su inmensa soledad y dolor y en sus manos el sudario y un rosario, signo del sudor de la angustia y el rosario signo de la oración ofrecida al Padre. Se asoma a la multitud que la espera en la plaza, aquí no hay aplausos, hay silencio emocionado, silencio de solidaridad entre mujeres. Nada hay comparable en los misterios del dolor que el sufrimiento de una madre que ve morir a su hijo. No hay mayor desgarro, mayor rompimiento de las entraña de un ser, que el que siente la madre al ver morir a su hijo. Por esa pena Hondo Mar, que lleva la Virgen solo es procesionada por mujeres que comparten y entienden su dolor. Llevada por las mujeres del pueblo, solidarias con el dolor de una mujer más, encerrada en el misterio más doloroso de ver morir a su hijo, de ver morir a un hijo, comienza la procesión de Viernes Santo...; ese cortejo de dolor que cierra la Virgen de la Soledad. No se puede mostrar más dolor junto en una sola noche: pasión y compasión caminan unidas por las calles de Talayuela...

Dame tu mano, María, la de las tocas moradas; clávame tus siete espadas en esta carne baldía. Quiero ir contigo en la impía tarde negra y amarilla. Aquí, en mi torpe mejilla, quiero ver si se retrata esa lividez de plata, esa lágrima que brilla.

Déjame que te restañe ese llanto cristalino y a la vera del camino permite que te acompaña. Deja que en lágrimas bañe la orla negra de tu manto a los pies del árbol santo, donde tu fruto se mustia. Capitana de la angustia: no quiero que sufras tanto.

Qué lejos, Madre, la cuna y tus gozos de Belén: "No, mi Niño, no. No hay quien de mis brazos te desuna". Y rayos tibios de luna, entre las pajas de miel, le acariciaban la piel sin despertarle. ¡Qué larga es la distancia y qué amarga de Jesús muerto a Emmanuel!

¿Dónde está ya el mediodía luminoso en que Gabriel, desde el marco del dintel, te saludó: "Ave, María"? Virgen ya de la agonía, tu Hijo es el que cruza ahí. Déjame hacer junto a ti ese augusto itinerario. Para ir al monte Calvario, cítame en Getsemaní.

A ti, doncella graciosa, hoy maestra de dolores, playa de los pecadores, nido en que el alma reposa, a ti ofrezco, pulcra rosa, las jornadas de esta vía. A ti, Madre, a quien quería cumplir mi humilde promesa. A ti, celestial princesa, Virgen sagrada María. La procesión sale de la Plaza Real, se encamina por las calles y la Virgen de la Soledad continúa viendo el desfile de Viernes Santo: Pasos, cirios, caras, admiración por tanta belleza, dolor por tanta pena junta… y el pueblo que canta, que mira y admira, y asimila lo que ve, se santigua; mientras el turista distraído pone flash en su digital y el resplandor le es devuelto de la Imagen a él y queda no sabiendo que hacer ante las miradas de falta de respeto que le muestran los de Talayuela.

¡Ya estas en la calle!, ya la luna de abril le da brillo en el tono violeta de las ojeras; la comisura de los labios y el entrecejo se vuelven mas malvas con esa luz. Ya estas en la calle llenándola con tu soledad, y ahora, a recorrerlas todas, a gritar el consuelo de tu pena. La luz de la luna en la calle los Granados y la de los cirios que llevan los cofrades y el pueblo hacen más hermoso el rostro de La Soledad. Cuando se procesiona el Santo Sepulcro cada uno de los que vamos detrás entiende bien a la Virgen en el misterio de su soledad. Casi todos nosotros hemos hecho alguna vez esa misma procesión que hace la Virgen. Casi todos nosotros hemos ido detrás del coche fúnebre que llevaba el cadáver de algún familiar nuestro al cementerio. Cada uno sabemos la terrible soledad que se lleva por muy acompañados que vayamos. Cada uno de nosotros, al mirar el féretro que se lleva el coche, sentimos un dolor inmenso, que nos parte por dentro, por no poder dar vida a ese cuerpo que enterramos. ¡¡¡Como no entender a la Virgen de la Soledad y acompañarla en esta procesión¡¡¡.

Al terminar la procesión la Virgen de la Soledad no puede entrar en el templo dando la espalda a quienes la han seguido este Viernes Santo. Se ha de girar la imagen para que diga adiós a todos en la Plaza Real; para mirarles por última vez y agradecerles su gesto de acompañarla con su hijo muerto, como hacen las mujeres de nuestro pueblo.

Y al ver entrar en el templo a su Virgen de la Soledad, que mirando a su pueblo entra en el templo, su mirada se les clava en los ojos de los reunidos en la Plaza y ellos les dicen a coro lastimero en su corazón

Cómo vuelves Señora, trasnochada, traspasada con rayos de la luna. Entra en casa y olvida tu amargura, Talayuela a tu manto va agarrada El Sábado Santo es día de silencio roto por los jóvenes que van a por ramas al campo para hacer el arco del Encuentro. La tarde ya anuncia olores de pascua que se mezclan con los olores de las escobas floridas que traen los jóvenes. Hay que poner un arco para celebrar un Encuentro de un hijo con su madre.

De esta experiencia del encuentro de un Hijo Resucitado con su madre nosotros no hemos participado aun. Pero mira que hemos soñado esa posibilidad de encontrarnos con nuestra madre aunque hace años que muriera. Algún día lo haremos. Pero mientras tanto nos parece que la vamos a encontrar al doblar cualquier esquina de las calles de nuestro pueblo; aún seguimos oyendo sus pasos en las casas que vivimos; si alguna persona nos llama nos giramos con el ansia de que sea ella quien nos llama; a veces, a lo lejos, nos parece que la vemos venir a nuestro encuentro y siempre esta presente en nuestra mente como una ausencia constante que casi nos hace daño. Por eso nos alegra celebrar la procesión del Encuentro de la Virgen con su Hijo resucitado porque de alguna manera estamos adelantando nuestro encuentro con nuestra propia madre.

El Sábado Santo lo llena la Vigilia Pascual. La Madre de todas las Vigilias. En ella se narra de donde venimos, donde estamos y a donde vamos. En la Vigilia Pascual se celebra la eucaristía que se ha dejado en la Iglesia Universal de celebrar el Viernes y Sábado Santo, para celebrar solemnemente la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. El canto, el incienso, la música, la Palabra proclamada, el agua bendecida, la luz de la velas, el Cirio Pascual, el marco de la liturgia... crean tal cantidad de sentimientos que el creyente se introduce en el misterio mismo de Dios y, se vuelve actual para nosotros, la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Suenan las campanas en el gloria de la misa anunciando que en el altar de la parroquia de Talayuela se está celebrando la Resurrección de Cristo.

En otros tiempos, del agua bendecida en la Vigilia que hace referencia al Bautismo, se llevaba a las casas para bendecirlas también y que participaran de la bendición que es la resurrección de Jesucristo que hace nuevas todas las cosas. ...

Por calles de Talayuela, las mujeres van cantando, portando sus manos velas la Virgen con negro manto

La Virgen lleva en sus manos el sudario puro y blanco. Le van rezando el rosario por las calles caminando.

Cuando las luces del alba, Talayuela despertando, los hombres portan a Cristo, no muerto: ¡Resucitado!

Con banderín de victoria, la negra losa pisando, de la muerte acusatoria Cristo nos ha liberado.

¡Un susurro de canciones, que mujeres van cantando! por las bocacalles viene: ¡aligeremos el paso!

El aire huele a tomillo a retamas de escobazos la Virgen pronto a su Hijo lo vera Resucitado.

Junto aquel arco adornado Ya suenan las esquilitas ¡Echad a corred mujeres! traed la Virgen Bendita.

Tres veces se arrodillaron La madre al Hijo venera El Hijo la toma en brazos con dulzura la serena.

En medio de esta Plazuela alegran cantas las mozas pues encontró en Talayuela el Hijo a su Madre amorosa.

Y en aquel balcón del cielo, que adornaron con romero, echan palomas al vuelo las mujeres con San Pedro.

Se dicen unas a otras: ¡Ha merecido la pena! Ser las madres de estos hijos que viven en Talayuela.

El amanecer del Domingo de Resurrección trae la procesión del Encuentro, trae el aire olor a tomillo y hierba florecida, trae recuerdos de encuentros emocionados entre una Madre y su Hijo. Las luces del alba convocan a hombres y mujeres que han de portar al Resucitado por unas calles y a la soledad, las mujeres, por otras distintas y que se han de encontrar en el arco que los mozos han preparado el día antes. Ahora los teléfonos móviles suplen avisos y llamadas para que las dos imágenes lleguen a tiempo al encontrarse bajo el arco.

YA SUENAN LAS ESQUILITAS VUESTRO HIJO YA ESTÁ AQUÍ....

Y la alegría de la Pascua durará cincuenta días. La alegría de la Resurrección del Señor. La alegría de que ya nunca estaremos solos. La alegría de saber que si estamos pasando por un Viernes Santo pronto llegara el Domingo de Resurrección.


Muchas gracias a todos.

domingo, 10 de abril de 2011

PREGON DE SEMANA SANTA DE 2.011 EN TALAYUELA. Sr. Cura párroco de la parroquia de San Martín de Talayuela, Rvdo D Pedro Alfonso. Sr Alcalde del Exmo Ayuntamiento de Talayuela. D. Francisco Javier Moreno, presidente del consejo de cofradías. Sras presidentas de las Cofradías, hermanos cofrades. Doña Trinidad Gómez que me va a ayudar leyendo poemas, coro parroquial, amigos y paisanos todos. Nada de lo que hago en mi trabajo en la Diócesis, de las distintas personas e Instituciones con las que me relaciono en razón de mi trabajo diocesano, nada, me es más gratificante que el de decir: yo soy de Talayuela. Lo digo en cualquier lado y a cualquier persona, pero lo mas gratificante para mi...es decirlo entre vosotros porque se que al decirlo crea un lazo de hermandad y de familia: también yo, soy de Talayuela. Se que a este pueblo le debo todo lo que soy, a mi familia, a sus gentes, a su paisaje. Con mucho de los que estáis aquí esta noche hemos vivido juntos la transformación de Talayuela y con todos vosotros comparto las aspiraciones de este pueblo, sus temores y sus esperanzas. Por eso, en primer lugar, quiero mostrar mi profundo agradecimiento, a las personas que organizan este acto, por invitarme a ser el pregonero de esta Semana Santa y de sus procesiones. Procesiones que queremos, respetamos y trabajamos por que cada día sean mejores. Las procesiones de Semana Santa existen primero, por que Dios quiere, y después, por el esfuerzo de tantos presidentes de las distintas cofradías y por el esfuerzo de tantos cofrades que se empeñan, año tras años, en que salgan mejor. Quiero rendir un primer homenaje a todos los presidentes anteriores que ya no están con nosotros, a los cofrades de las distintas cofradías que ya murieron, pero seguro que estos días,... permítaseme la expresión...estos días... alquilan un balcón en el cielo, para sentarse y mirar las procesiones de Semana Santa de su querido Talayuela. A todas ellas, a las que nombro en este poema y a las que no, pero que mantuvieron las procesiones en años difíciles, con profundo respeto, les dedico este primer poema que escribí pensando en todos ellos:
¡Silencio! ¡Mucho silencio!

este acto así lo exige.

Yo lo pido y recomiendo

porque la boca me ríe,

cuando contemplo la suerte

de ver lo que ven mis ojos:

¡se encuentran vivas, no inerte,

con pañuelos blanco y rojo


Esta noche, unas cuantas

mujeres de Talayuela,

Jueves Santo, noche santa,

del cielo, en una plazuela,

platicaron con San Pedro

y alquilaron un balcon

que adornaron con romero

Severa, Emiliana y Chon.


Corriendo fueron llamando:

¡las que sois de Talayuela¡

¡Venid pronto caminando

Que del pueblo, la plazuela,

ya se ha llenado de gentes,

que alegres están llorando.

Rezando piadosamente,

y a la procesión mirando.


Pero..., ¿no miras, allí?, Rosa,

¡Como sale el Nazareno!

lleva mirada piadosa,

sus pies color macareno.

La Virgen, siempre Dolorosa,

bajo palio azul, sereno.

Ovidia y Fili, presurosas

empiezan a echar romero.


America va señalando,

La salida el Santo Entierro

Y con pañuelos aclamando

dan ¡Vivas! al costalero.

San Pedro implora silencio:

¡Que aquesto es el Santo Cielo!

¡San Pedro! ¿Que feo te pones?

Práxedes le dice riendo.


Ya Gloria Mesa se levanta:

Callad, ahora todas, callad.

Que no hay mejor alabanza

que el canto a la Soledad.

Oid, mujeres, como cantan,

al ver nuestra Virgen pasar:

lleva espadas color plata

su cara es pena, Hondo Mar.




El acto de hoy, el pregonar la Semana Santa de Talayuela, es convertirme, por un momento en el recordado Tío Floro, el pregonero, que todos hemos conocido, y decir por las esquinas de todas las calles y bocacalles de Talayuela, como hacía él con aquella trompeta, que al oír su sonido todos prestábamos atención expectante a lo que iba a decir, ...y poder decir yo con él, esta noche: ...por orden, de la autoridad competente, se hace saber... que la Semana Santa esta cerca.


La Semana Santa es la Semana Grande porque esta llena de los grandes sentimientos y actitudes de las personas. Es la Semana de Pasión, de compasión, de traición, de ternura, de cobardía, de silencio, de bullicio, de miradas, de seguimiento, de arrepentimientos, de la alegría del reencuentro, de volver a empezar perdonados y renovados.... Es la Semana donde todos los sentimientos y sus actitudes son reflexionados, son celebrados en la Eucaristía, son sacados al exterior de nosotros mismos y son procesionados en los Pasos de las procesiones de nuestra Semana Santa. Las procesiones no tendrían sentido sin la Eucaristía.


Para un creyente, para un seguidor de Jesús el Nazareno, lo más importante sucede siempre en la Eucaristía. Allí todo se hace actual, se renueva el amor entregado, se acoge la presencia de Dios. El canto, el incienso, la música, la Palabra, el adorno del templo en la Eucaristía, crean tal cantidad de sentimientos que el creyente se introduce en el misterio y en el espacio mismo de Dios.


Después de la celebración, cada noche de Jueves Santo, se abren la puerta del templo de San Martín y aparece la cruz de guía de las cofradías de Talayuela. Comienza la procesión su paso lento, los cofrades penitentes con sus capuchas y en las manos el cirio de cera encendido, el silencio cofrade y la música que hace mover el palio de la Virgen y dirige a ella la mirada de los espectadores. A la belleza de las calles de de Talayuela se unirá la belleza que el artista ha dado a las imágenes. Desde la esquina de cualquier calle podremos observar al Nazareno, eternamente con su cruz a cuesta; la Virgen dolorosa, con sus manos cruzadas sujetando la pena de su pecho, mientras mira al cielo pidiendo la ayuda al Padre Eterno, el Paso del Santo Sepulcro, verdosas sus carnes por la muerte que ya ha padecido y La Virgen de la Soledad con su pena Hondo mar.


Jueves Santo en Talayuela. Nueve y media en el reloj de la torre y, a toque de campana, sale la cruz de guía de la cofradía del Nazareno. Se hacen filas de cofrades en la plaza, la multitud silenciosa se arremolina y se empina esperando la salida del Paso. Aparece el Nazareno en el arco de la puerta del templo de San Martín. Lleva hábito de su color, los pies descalzos, la cruz a cuesta, agarrada con sus manos de Varón de Dolores, y los ojos vidriosos por el dolor. Las miradas de las personas que están en la plaza buscan la mirada del Nazareno. Una tradición dice que quien le sostenga la mirada al Nazareno cuando sale de San Martín le devolverá la luz a sus ojos y, si no fuera así, siempre, le dará la luz de la fe.


Ya esta en la Calle el Nazareno, ahora toca recorrerlas todas y cargar sobre sus hombres las cruces de cada uno de nosotros. Pongamos en esa cruz nuestras miserias pues es Nuestro Jesús Nazareno, eternamente con su cruz a cuesta, por que esa cruz, son los pecados de todos nosotros:



Señor, quisiera ser tu cireneo,

cargar sobre mis hombros tu suplicio,

trocar el Gran Pecado en sacrificio;

limpiar mi ardiente fe con mi deseo.



Señor, quisiera ser “aquel pañuelo”,

secar tu faz sangrante, dolorida,

trocar tu sufrimiento por mi vida;

limpiar mi ardiente fe, mi eterno vuelo.


¡Permíteme, Señor, en tu calvario,

posar en mis abrazos tu agonía,

hilar con penitencia tu sudario!



¡Permíteme, Señor, como a María,

llorar sobre tu pecho mis dolores,

salvar de humana culpa el alma mía!



Pero el Nazareno no va solo. Un hijo no puede ir sin su madre. ¡Que sería de nosotros sin nuestra madre¡ En cuanto el Nazareno enfila la calle de Miguel Coriscos aparece en la puerta del templo de San Martín La Dolorosa, bajo palio...Su Madre y nuestra madre. Detrás del hijo que sufre siempre hay una madre que le sigue sufriendo por el. La Virgen Dolorosa no busca las miradas de las mujeres que la esperan en la plaza para verla salir de la iglesia. La Virgen Dolorosa siente las miradas de dolor de todas las madres que sufren y con la suya, las dirige al cielo, con las manos apretadas, de donde solo puede venir la ayuda a tanto dolor. Sale del templo de San Martín y procesionada entre tanta gente reunida en la plaza para verla pasar... solo tiene una suplica que dirige a todas las mujeres que la miran:



¡Ay dolor, dolor, dolor,

por mi Hijo y mi Señor!


Yo soy aquella María

del linaje de David:¡

Oíd, hermanos, oíd

la gran desventura mía!


A mí me dijo Gabriel

que el Señor era conmigo,

y mi dejó sin abrigo

más amarga que la hiel.

Díjome que era bendita

entre todas las nacidas,

y soy de las doloridas

la más triste y afligida.


Decid, hombres que corréis

por la vida mundanal,

decidme si visto habéis

igual dolor que mi mal.

Y vosotras que tenéis

padres, hijos y maridos,

ayudadme con gemidos,

si es que mejor no podéis.


Llore conmigo la gente,

alegres y atribulados,

por lavar cuyos pecados

mataron al Inocente.

¡Mataron a mi Señor,

mi Redentor verdadero!

¡Cuitada!, ¿Cómo no muero

con tan extremo dolor?


Señora, santa María,

déjame llorar contigo,

pues muere mi Dios y mi amigo,

y muerta está mi alegría.

Y, pues os dejan sin Hijo,

dejadme ser hijo vuestro.¡

Tendréis mucho más que amar,

aunque os amen mucho menos!



Ya están en la calles de Talayuela el Nazareno y la Dolorosa. Ahora a recorrerlas todas, a mirar por las ventanas y las puertas entreabiertas los ojos que miran el paso de los Pasos. Ahora el Nazareno y la Dolorosa van recogiendo todas las cruces y los dolores que queramos poner sobre ellos... el que no carga con su cruz y me sigue no es digno de mi...pero la multitud de talayuelanos vamos detrás de los pasos de Semana Santa, vamos acompañando y recogiendo todo el amor que desprenden El Nazareno y la Dolorosa.