domingo, 29 de mayo de 2011

CUANDO EL SILENCIO Y LA SERENIDAD

Cuando el silencio y la serenidad nos vuelven a inundar los aledaños y el mismo centro de nuestra vida se vuelve a la calma de los sentidos que te lleva a una actitud, ya no defensiva, sino activa de tu propia vida. La sociedad basada en el movimiento tras la búsqueda de la competitividad, del consumo irracional, de las necesidades creadas artificialmente, de los bombardeos de los sentidos, nos meten en un estado que nos desestabiliza, se impone la creación de espacios de serenidad con los cuales poder afrontar ese movimiento sin que nos haga perder la visión que cada uno tiene de su propia vida.


Cuando el silencio y la serenidad se vuelven a adueñar de nosotros es cuando se comienzan a abrir los ojos para mirar y admirar lo que se asienta a nuestro lado quizás ya para siempre: nuestra plaza tiene fuente. Hermosa fuente de cantería por la que el agua resbala de un cubículo a otro, llenando, aquel espacio de cemento y hormigón, con el frescor de su vista y la serenidad de su susurro al caer. Aquella plaza que guardaba secretas aspiraciones de una fuente ya cuenta con ella. Ya se ha calmado la sed de su protesta que se hacía escuchar por la boca de sus vecinos y nos hacia anhelar esa humedad de sus aguas en las noches de verano. Felicidades a quien corresponda por haber tomado esa iniciativa. El kilometro cero de Talayuela es ya un surtidor de agua que refresca y da humedad a aquella plaza


Felicitar, también, a quien corresponda, por la rotonda del Pozo de la Fuente de Abajo que ahora llaman de las lavanderas. En el centro de la rotonda se ha colocado la pila, creo que la original, que servia para abrevar los ganados que bajaban hacia El Pozo de la Fuente de Abajo para saciar su sed. Se han colocado también, en dicho espacio, dos figuras realistas que representan a dos mujeres, una lavando y la otra con los cubos de agua en sus manos, que nos llevan los sentidos a los tiempos en que nuestras propias madres hacían ese mismo trabajo y de esa misma manera.


Así sería la vida en aquella aldea de Talayuela cuando en el año 1 897 se manda hacer un censo de población de la provincia de Cáceres. Entonces en esta Talayuela de ahora vivían 421 vecinos que se repartían en 201 varones, 211 hembras y 9 varones transeúntes. En la misma fecha Viandar contaba con 558 vecinos, Villanueva de la Vera con 2,381, Valverde de la Vera con 1 092 y Valdehuncar con 511 vecinos: ¡ni a soñar que se hubieran puesto aquellos vecinos de Talayuela!

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