lunes, 30 de julio de 2012

UN ANTEPASADO NUESTRO SE PERDERIA ENTRE TANTAS PERSONAS...

Un antepasado nuestro se perderia entre tantas personas y la altura de las casas de Talayuela y, tal vez, desearia volver al lugar de donde viene.

Pero la verdad es que se trata de la misma Talayuela. Reconocería la misma luz, el mismo cielo, la misma brisa con olor a pino, las mismas palabras para hablar con los hombres y con Dios,  que se nos ha transmitido como un vaso sagrado para cuidarlas y protegerlas.

Un antepasado que paseara hoy por Talayuela reconocería que las personas de ahora continúan con la misma relación que ellos mantenían con los campos. Reconocería que el producto de esos campos nos invita a la alegría de vivir esperanzados en que obtendremos de ellos lo necesario para vivir. Esa esperanza nos hace vivir al día con un sentimiento de pertenencia y de estar pegados a ellos. La transformación que sufre la dehesa en primavera nos hace llevar la alegría pegada al corazón y saber que siempre es posible una reunión de amigos para la fiesta por difícil que sea la situación que vivamos. Los campos nos recuerdan constantemente la grandeza de nuestro ser con solo contemplarlos cubierto por un inmenso cielo azul que hace las veces de palio protector. Estos cambios no afectan al corazón de las cosas.
SE PERDERIA PERO RECONOCERIA ESTE AMANECER

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