sábado, 19 de diciembre de 2009

¿Y si estas Navidades nos regaláramos un libro?

¿Y si estas Navidades nos regaláramos un libro? Si dejáramos de lado el goce que esta nueva tecnología del ordenador nos proporciona y estos dias nos dedicáramos a leer un libro con pasta y hojas de papel. Seguramente al pasar sus hojas nos olerán a frases recién pintadas y miráremos sus letras que casi se caerán de las lineas de tan recientemente que se han escrito. Seguramente nosotros sujetaríamos otras lineas subrayándolas por las emociones que nos han evocado al leerlas. Sea como fuere los libros son buenos amigos nuestros. Con ellos hemos viajado por mundos jamás soñados, hemos leído poesía y hemos temblado porque el autor expresa nuestro propio sentimiento. Hemos leído novelas, biografías de personajes que volvían a la vida en nuestra lectura… podemos decir que todos los sentimientos, saberes y deseo de las personas han quedado reflejados en los libros.

Tener un libro entre las manos y leerle es entrar en diálogo con él. Si el autor crea el libro el lector lo re-crea. Cuantas veces hemos leído libros subrayados, con notas a pié de página, círculos que encerraban frases...eran síntomas de que un lector anterior a nosotros había entrado en diálogo con el libro y este se había entregado a él. Otras veces notábamos sus páginas más ágiles y también nos hablaban de anteriores lecturas que por temor reverenciar nada había escrito o subrayado en sus hojas para no condicionar lecturas posteriores.

Cómo olvidarnos de los distintos sentimientos que nos embargaban ante el inicio de nuestra propia biblioteca. Cuantas veces cambiamos el criterio de ordenar sus estantes, cuantos libros también, creímos que no tenían cabida en ella y de cuantos nos desprendimos que de tan bellos aún notamos su ausencia. Libros que leemos una y otra vez, libros que viven con nosotros y a nuestro lado.

En nuestras bibliotecas o en otras hemos encontrado libros con la palabra clave, el remedio a nuestros males, el sosiego perdido...hacíamos nuestras las palabras atribuidas a Ptolomeo que se encuentran en la mítica biblioteca de Alejandría: “Una biblioteca es una farmacia para el alma”.

Libros que también han sido nuestros mejores medios para superar las barreras que el espacio y el tiempo nos imponen: “He escalado numerosas montañas y he bajado a profundos valles, he realizado hermosos viajes, dice George Sand, pero ninguno mejor que el que realice sentada en la vieja butaca de mi abuela, con los pies al rescoldo de la lumbre y un libro entre las manos”

¿Y si nos regalamos un libro estas Navidades y lo leemos cualquier rato de estos dias en Talayuela?

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