domingo, 13 de junio de 2010

A QUIEN CORRESPONDA, QUE ME IMAGINO SERA AL EXCELENTISIMO AYUNTAMIENTO DE TALAYUELA.....

A quien corresponda, que imagino será al Excelentísimo Ayuntamiento de Talayuela, pero seguro que alguna persona concreta será quien haya tomado la decisión. Me refiero a las obras de restauración del Corral del Concejo que se están llevando a cabo y que no debo sino felicitar por el acierto de hacerlo ante la amenaza de ruina a la que había llegado dicho Corral. No debemos dejar que el pasado determine nuestra vida pero si debemos saber integrarle y que pase a formar parte de ella. Ya se han perdido bastantes cosas de otros tiempos y, la decisión de restaurar ese Corral, no es sino un motivo de alegría para todos los que amamos este pueblo y su historia.

Era en los años duros de la reconquista cuando el clima más o menos suave de los inviernos en estos campos proporcionaba una abundancia de pastos de los que carecían las tierras de la montaña. La trashumancia de ganado abrió caminos entre la sierra y la llanura y se multiplicaron los rebaños de ovejas que era una fuente de riqueza importante. Este sector ganadero se agrupó en el Real Concejo de la Mesta al que los reyes otorgaron importantes beneficios y el ganado mesteño comenzó a llenar baldios y campos amparados por los privilegios de los reyes.

Los campos de nuestro alrededor se llenaron de ganado mesteño que bajaban de la sierra a pasar los inviernos y comienzan a delimitarse dehesas que eran un medio de defensa de los habitantes de por aquí frente al poder de la Mesta. Este poder fue inmenso pues, no en vano, ella era la columna vertebral de la economía de aquellos tiempos por los beneficios que reportaba la lana que se enviaba a Flandes, Florencia…

Todas las tierras quedaron para pastos de los ganados mesteños por los beneficios que reportaban los arrendamientos de la yerba de estas dehesas. El Conde de Plasencia, don Pedro de Stuñiga, ordenó que de cada dehesa se labrase un cuarto para pan pues al dejarlas solo para pasto había venido una gran hambre sobre Plasencia y su Tierra “…de aquí en adelante se pueda tomar y tome la cuarta parte de cualquier dehesa del Termino de la Ciudad, aunque sea dehesa adehesada y no acostumbrada a labrar, la cual dicha parte sea señalada toda juntamente a una parte de la dehesa y sea labrada por los vecinos…”

Es a partir de entonces cuando surgen los Corrales del Concejo y con la misión de encerrar a los animales que los guardas hubieran cogido pisando el sembrado de los demás. En aquel corral se mantenía a los animales hasta que el dueño pagara la multa que el guarda creyera ajustada al daño que había cometido el animal.

Ya se ha dicho en otra parte como las Ordenanzas de la Ciudad de Plasencia decían como había de ser dicho corral del Concejo…estos corrales han de tener buenas puertas y umbrales de dos palmos y medio y que las paredes se alcen de piedras, cal y canto…

Mucho mas tarde ya en el tiempo, muchos de nosotros hemos conocido como se guardaba en este Corral toda clase animales que anduvieran suelto por la falta de atención de su amo. Porque no solo en estos tiempos actuales sino desde siempre ha habido una relación de las personas con los animales en la que ambos se necesitaban y se ayudaban. No eran perros, burros, mulos o vacas, quienes convivían con las personas, eran animales a los que se ponían nombre concretos y a los que se cuidaba y protegía. Es verdad que es ahora acogemos a los animales en nuestra casa y no para que realicen ningún trabajo o función – si es que no es ya mucho todo el cariño y fidelidad que nos aportan- pero, de siempre, la relación con los animales ha sido con la de aquellos seres que hacían mas fácil la vida de nuestros antepasados y el Corral Concejo era símbolo que nuestra responsabilidad sobre los animales que estaban a nuestro lado.
Después de estar casi destruido y abandonado del todo, ahora se han propuesto restaurarle y no cabe, por mi parte, sino felicitar a quien haya decidido que así se haga.

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