jueves, 16 de septiembre de 2010

LA NATURALEZA HUMANA NOS REVELA EL RISTRO DE LO QUE FUIMOS...


Que la naturaleza a veces se revela en breves chispazos y nos devuelve el rostro de lo que hemos sido es evidente y que nosotros, a veces, somos incapaces de reconocernos en ese instante fugaz, también lo es. Las facciones de la cara, oculta bajo multitud de capas de maquillajes, no se hacen presente a los demás más que cuando el agua arrastra, como si fuera una tormenta de verano, todo lo que hemos superpuesto a ella.
Así pasa con el pasado de los pueblo en los que, de vez en cuando, dejan aparecer el sentido oculto de lo que fueron. Así, en esta foto que acompaña el texto, aparece la base de lo que fue el Pilón de Abajo del que la mayoría de nosotros tantos recuerdos tiene y que un día, sin saber por qué, alguien decidió que ya no servia para nada y lo arrasó, llevándose con sus piedras y su agua, tantas vivencias de personas que ese Pilón les hacia presente. Ahora, al limpiar la maleza, o simplemente el aire que se llevo la tierra que lo cubría, ha dejado al descubierto la base de ese Pilón y nos trae a la memoria lo que allí había y lo que allí se vivía.

Dice Pessoa que …como quien vuelve al lugar donde pasó su juventud, consigo, con un cigarrillo barato, regresar entero al lugar de mi vida en que los fumaba. A través del sabor leve del humo revivo todo el pasado…

Ahí aparecen esas señales de lo que fue el Pilón y, con él, han aparecido las señales de lo que un día fuimos nosotros. Tanto costaría reedificarle otra vez como pura gratuidad de adorno para aquellos bloques de cemento y hormigón y que los que pasáramos por allí, nos hiciera latir, nuevamente, el corazón?

Era un caballero / gentil y donoso / de Santa María/ grande fervoroso.
En esta alameda / muy dorada en oro/ la Virgen María/ vino en su socorro.
Pues muy mal herido/ le han dejado lobos/ al pilón bajaban/ de hambre rabiosos.
Al buen caballero/ los lobos hambrientos/ le han hecho corro / de sangre sedientos
Uno de los lobos/ el mas jefe de ellos/ se tiro a morderle/ derechito al cuello.
La sangre le brota/ de la herida el cuello/sus ojos vidriosos/ buscan el remedio.
El buen caballero/ está por los suelos/ con el lobo encima/ oye su resuello.
A Santa María/ invoco primero/ que si no me matan/ seré tu fiel siervo.
Iré a Guadalupe/ caminando solo/ entraré descalzo/ en tu santo trono.
Al mismo momento/ los lobos hambrientos/le han dejado solo/se marchan corriendo.
Se hecha mano al cuello/ y por un momento/ su herida se seca/ oh que gran portento.
Vivas, siempre, vivas/ a Santa María/ le da el caballero/ lleno de alegría.
No hay mayor remedio/ para nuestros males/ que Santa María/ siempre nos ampare.
Oh que gran prodigio/ que gran alegría/ demos gracias todos/ a Santa María.
Oh que gran prodigio/ que gran alegría/ demos gracias todos/ a Santa María.
- Los cuadros que llegaron a Talayuela-

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