miércoles, 12 de octubre de 2011

MUJERES PRENDIDAS EN EL AIRE DE TALAYUELA

MUJERES PRENDIDAS  EN  EL AIRE DE TALAYUELA

Hasta ahora, la historia la escribían los hombres y la hacían las mujeres. Miles de mujeres que han tenido que renunciar a tener una vida propia y solo han sido la sombra  de los hombres y, pocas veces, presentes en sus luces. Renuncias por generosidad a favor de los más cercanos y de los más lejanos. Vidas que se hacia más profunda  en la adversidad y más fuerte en las condiciones que les toco vivir. Llevan la generosidad pegada a la piel como llevan metido en su cuerpo la posibilidad de generar hijos y vida a su alrededor. Ambos términos, generar y generosidad, tienen la misma raíz y, con uno o con otro,  siempre han sido fuente de vida.

Mujeres prendidas en el aire de Talayuela. Mujeres que han pasado por la vida con una sonrisa en los labios y unas manos ennegrecidas por el trabajo. Vigilando el silencio de la noche y acallando los gritos de las infantiles gargantas, limpiando las lágrimas de los ojos y los mocos de la nariz de sus hijos y de los demás. Vestidas de negro como su presente y trabajando y soñando por un horizonte mas blanco y mas calido. Mujeres con cualidades personales y que han quedado ocultas. Mujeres que nos han dado la carne y la sangre y hemos sido adosados a ellas como hijos, sin fecha de caducidad, siendo, ya para siempre, la fuente del velo y el desvelo continuado hasta su muerte.

Mujeres sosteniendo la memoria de Talayuela. Cerremos los ojos; mejor, abrámoslos enteramente y miremos a nuestro alrededor con insistencia. Están ahí, o han estado, desde aquellos albores de finales del siglo XIII, en que se pobló La Atalayuela, hasta este siglo XXI que nos ocupa, en que parece que se desangra este pueblo por las diferentes calles que le recorren  como las venas caminan por el cuerpo.

Mujeres caminando sobre el viento. Dos lugares, principalmente, existían para las mujeres: la casa o los caminos. La casa era el espacio para el trabajo de criar a los hijos, de sostener a la familia, de soñar. Los caminos eran los medios que les llevaban andando a coger algodón, pimientos, tabaco... a la Cerquilla, la Navalonguilla, Santa Maria, Cardenillo, Las Lomas, La Jara, las Vegas del Tiétar...Después los caminos se hicieron carreteras y comenzaron a transitarse también, para salir a estudiar, las menos o para ensancharse el campo de trabajo, las mas...A todas ellas, las que saldrán en este blogg y las que no, les dedico estas páginas... Acudid a mis venas y a mi boca”.P. Neruda.

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