domingo, 11 de abril de 2010

EL LIBRO DE LAS FERIAS Y FIESTAS DE SAN MARCOS DE DOS MIL DIEZ...

El libro de las Fiestas de San Marcos de este año de dos mil diez ha llegado a mis manos casi recién sacado de la imprenta, con el olor aún de la tinta recién impresa en sus páginas, de tan recientemente puesta en ellas por las maquinas de la imprenta. El cartel anunciador de las Fiestas de san Marcos en su portada le da un colorido vistoso y su papel un tacto agradable a las manos.

Se echa a ver rápidamente, con el solo ojear del libro de las Fiestas, como las personas necesitamos expresar lo que sentimos y no solo con la palabra sino también, con ese método más elaborado de comunicación, que es la escritura. Artículos, poesía…todo tiene cabida en ese libro de las Fiestas que son como un altavoz que utilizamos para expresar y perfeccionar lo que realmente ocupa nuestro corazón y que no es otra cosa que el trabajo y los sentimientos: voy de mi corazón a mis asuntos…, que decía el poeta. También tiene el libro muchas páginas dedicadas a las fotografías del pasado que no son sino un instante de nuestra vida que ha quedado reflejada en la imagen de una cartulina. Miramos esas fotos, una y otra vez, pues ya no somos nosotros. A veces se parecen, pero no somos nosotros realmente ya y, al mirarlas, y exponerlas en ese libro de las Fiestas, pretendemos reencontrarnos con lo que un día fuimos y que ya no somos; pretendemos que los demás nos ayuden a reconocer lo que casi tenemos olvidado en nuestra memoria.

En cualquier caso, ese libro de las Fiestas de san Marcos de dos mil diez, pone de manifiesto algo importante: las personas tenemos necesidad de comunicarnos desde dentro; tenemos necesidad de decir a los demás lo que sentimos; de explicar esa otra mitad de nosotros mismos que muchas personas no conocen. Y eso me parece muy importante y también muy necesario hacerlo y dar cauces de participación para que las personas podamos decirnos al exterior mediante la escritura.

En el año de mil novecientos setenta y ocho, un grupo de personas que, tal vez por leer a Gabriel Celaya, pensábamos como él, que la poesía es un arma cargada de futuro… nos sentimos ingenieros del verso y obreros que trabajábamos por Talayuela con tan solo un lapicero.... y creamos un concurso de poesía que titulamos: Poetas en Talayuela. Lo menos acertado fue lo de CONCURSO, pero se hicieron poesías y tantas como que hoy aparecen en el libro de las Fiestas. Algunas son hoy un documento gráfico, el único tal vez escrito, sobre la Fiesta de la Asunción y de cómo se celebraba, en los años a los que no alcanzaba ya entonces, nuestra memoria. Y lo escribió un paisano nuestro, que las había vivido muchos años y puso por escrito sus recuerdos de entonces: … y con esto se despide, este humilde ciudadano, que es Medialdea de apellido y de nombre Feliciano… así terminaba su poesía el autor de ese documento, muy apreciable ahora, del relato, largo relato en poesía, de las Fiestas de la Virgen de la Asunción y que algún día reproduciré en este blog. Esta y otras muchas poesías hoy nos son muy queridas y apreciadas. Efectivamente la poesía es un arma cargada de futuro como decía Gabriel Celaya y, ahora en el presente, pero era un futuro entonces cuando se escribieron, conservamos esos documentos como oro en paño.

Las más importantes, según mi parecer, las iré publicando para el conocimiento de todos y por creer sinceramente que vale la pena volver a leerlas. Esta que reproduzco a continuación, las escribió M. García Salas y tituló: NOMBRES PROPIOS DE LA DEHESA BOYAL. Estarán conmigo que al leer esta poesía, pocos nombres de los mencionados, recordamos y localizamos en nuestra dehesa y valdría la pena hacer el esfuerzo de que no se perdiera el nombre de estos lugares.
El Majadal viejo
y la Chaparrera.
Huerta del Goy
y la Cañá la Vieja.

El cerro Palomo,
Trocha de la Jara,
Cañón del Cura
y las Tres Rayas.

Hoyos de Pajares,
quebrá la Navalonguilla.
el Cerro Gordo.
Regato de las Crujillas.

El Cerro de las Cabras,
Quebrá de Valdelacasa,
el Cerro Troncho
y la Mesilla Alta.

Quebrá de los Conejos,
Pinareja del Tual.
El Arenal Muerto
y el Cerrillo la Cal.

El Cerro Cabezo
y el Abrojal.
Fuente del Roble
y Quebrá Ropinal.

Cerro los Pastueros,
Laguna Montecillo.
Charco los Adoves
u los Cerrillos.

Trocha San Martín,
Vuelta de la Encina,
Lagunas las Palomas
y la Peguera misma.

El Berezal Alto
y las Pinarejas,
donde dormían las cabras,
también las ovejas.

“Berezal” de Calzones.
Laguna “Cerroginio”,
Faja Cuestionable,
Huerto el Borboncillo.

Nombres que, sin duda, serian comunes para las generaciones anteriores a nosotros, pero que, seguramente, algunos de ellos, nos resultaría difícil localizar ahora en la dehesa.

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