sábado, 17 de abril de 2010

MERECE LA PENA HACER UN ESFUERZO Y PASEAR LA DEHESA DE TALAYUELA SIN PRISAS...

Merece la pena hacer un esfuerzo y pasear la dehesa de Talayuela sin prisas en el reloj del tiempo, con los ojos bien abiertos y dejándose embriagar de los diferentes aromas que desprende el campo lleno de hierba y flores.

Llama, en primer lugar, nuestra atención, la encina milenaria, cuya frondosidad esta llena del verde tierno de sus brotes nuevos, el verde oscuro de sus hojas viejas y los pendientes marrones de sus flores. Cuando la brisa de abril mueve su copa se crea un espectáculo nuevo con sus colores y la luz del sol filtrándose entre sus hojas. El verde de la hierba, que en este tiempo lo llena todo, crea una especie de alfombra agradable a la vista y al olfato. La blanca flor de la jara destaca sobre este fondo verde y cuyo olor aromático recuerda el bálsamo. Y, esa planta baja de color lila, que entre nosotros llamamos “chupones”, pues de niño las metíamos en la boca y nos sabia a miel el jugo que de allí salía; ese color lila- morado rompe los diferentes tonos de verde.

Los caminos ondulantes, con su color tierra, están perfectamente marcados sobre la verde alfombra de hierba que llena el suelo de la dehesa. Caminos que llevan a las lagunas que el lluvioso invierno ha dejado en cualquier hondonada del campo. Trozos de campo lleno de margaritas amarillas y blancas que nos sumergen en el mundo de la inocencia, de los amores primeros y de las dudas de si nos corresponde o no: ¿Me quiere? ¿No me quiere?, mientras se deshojaba, uno a uno, los pétalos de la margarita y pasaban aquellos últimos días de nuestra adolescencia. Aquí y allí se alzan matorrales de escobones florecidos en blanco y amarillo; los espinos, que llamamos “pan y quesito”, florecen en abundancia en este tiempo en alguna ladera de la dehesa. Las aguas de las lagunas están adornadas con el manto blanco de las flores pequeñas y el verde de hojas mas grandes sobre las que, tal vez, al anochecer se asiente una rana para llamar la atención amorosa de otras de su especie.

Pasear la dehesa de Talayuela en estos días de primaveras es admirar el capricho de la naturaleza que la llena de los distintos colores y perfume como solo ella sabe hacerlo y dejándose llevar por el solo capricho y azar. Son flores que no serán cortadas para ser regaladas, ni disfrutadas en un jarrón de agua sobre cualquier rincón de la casa; solo han nacido por puro placer, pueden ser admiradas sin el menor esfuerzo, con el menor precio de costo y solo necesitan libertad, el agua de abril y el aire, para ofrecer todo su cromatismo a quien pasee por la dehesa en estos días. La luz sobre la dehesa saca los distintos tonos a los ojos de quien mira. El aire limpia los cielos azules o acerca las nubes blancas en multiformes figuras. El agua, incontrolada tras un invierno tan lluvioso, va en quebradas o regatos cantando su tono en perceptibles murmullos.

Son años y años de antiguas y nuevas primaveras floreciendo en estos campos, mucho antes de aquel año de mil quinientos diecinueve en que la Ciudad de Plasencia nos la concediera como dehesa y la protegiera con sus Ordenanzas…y si entran con cerdos en la dehesa en tiempo de la bellota y las varean se cobrará cuarenta maravedíes por cabeza…pero para hacer zahúrdas y zahurdones y para cocer pan y hacer fuego los vecinos corten lo necesario del monte menudo…y cuanto a la madera para hacer carretas y arados…lo corten de la dehesa de bueyes o ejidos, pues hay bastante para ello…

En el año de 1954, en el decreto del siete de septiembre, se dice que …se crearan unos núcleos de población, en el término municipal de Talayuela: Santa María de las Lomas, Tietar, Rosalejo, Barquilla de Pinares y Pueblo Nuevo de Miramontes. Y las tierras comenzaron a ser roturadas, rotas desde dentro y sacando las raíces de los árboles dejándoles una herida que después curó. Y aquel campo se comenzó a llenar de núcleos de viviendas blancas, de amplios corrales y torres de iglesias altísimas, que servían de nido a las cigüeñas que se quedaron para siempre en estas tierras, y aquellos campos se comenzaron a llenar de voces de personas, de llantos de niños y de risas de jóvenes, mientras las personas mayores, al socaire de sus memorias, repasaban, una tarde y otra, los recuerdos de sus lugares de origen.

En el decreto de 4/1994, de ocho de Febrero se dice sobre Rosalejo… Hoy como ayer, cuando en el curso de los acontecimientos humanos es necesario que un pueblo rompa los vínculos políticos que le han mantenido unido a otro y pase a ocupar entre los demás municipios de la Nación Española la situación de independencia e igualdad a que le dan derechos las leyes emanadas de la sociedad democrática… También ha sido valorado el acuerdo del plenario municipal, en gesto que le honra, de llegar a un arreglo definitivo pese a las emociones que este tipo de procesos, a veces, despiertan… Se debe añadir que, de alguna manera, el presente Decreto pretende hacer una reparación histórica para los vecinos que por nacimiento o ancestros proceden de Talavera la Vieja, que son la gran mayoría de la entidad local, y que fueron privados, por diversos intereses, de sus más profundas raíces, de sus más arraigadas costumbres, de su más que milenaria historia y del solar en que asentarse como comunidad de hombres libres, de ciudadanos…

Tietar también ha iniciado la segregación de Talayuela … y se establece que el nuevo término municipal de Tiétar tendrá una superficie de 2.391 hectáreas, quedando el término municipal de Talayuela reducido a algo más de 20.000 hectáreas…. decía ABC el día 07-10-2009.

Pero por encima de los estrechos límites que separan unos términos municipales de otros existe una misma forma de ser y de sentir entre las personas que vivimos en estos terrenos. El campo es el mismo, florece en las mismas temporadas y da los mismos productos si se les trabaja con tesón y ahínco. ¿Quién pondrá limites al goce de nuestros sentidos al mirar la luz una mañana de abril o una puesta de sol en los días de septiembre? Ningún decreto nos impedirá sentir que toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado (D-H)


A LOS QUE TRABAJAN LA TIERRA

Cinco pueblos te componen
unidos a Talayuela:
Tietar y Santa María
muy próximos a la Vera,
Barquillas y Miramontes
cerca de la Virgen Negra,
Rosalejo está en un llano
contemplando nuestra sierra,
cómo se nieva en invierno,
cómo en verano sestea.
Cinco pueblos, pueblos cinco,
así, de cualquier manera
enlazados entre sí
por pésima carretera,
que un día hicieron deprisa,
otros la dejaron yerma.
Cinco pueblos parceleros,
para vivir de la tierra,
arrancan de sus entrañas
lo que llaman tabaqueras,
trabajando todo el año
por unas cuantas pesetas,
que, cuando las necesitan,
¡No hay dinero! ¡ Ay que pena!
Madrugaste, campesino,
para plantar bien las eras,
las cuidaste con esmero
durante la primavera,
lo plantaste en verano:
bina, riega, estercolea,
y arriba, en la alambrera
con cuidado lo colgastes
entre el sudor y la brea.
Viene el tiempo del deshoje
y,con las lluvias primeras,
una a una la desnudas,
-¡con cuidado, se estropea!-
al Centro, en los tractores,
varios bultos allá llevas…
…que no se qué de humedad
o de inútil te descuentan,
a pesar de lo que dicen
de segundas y primeras.
Cinco pueblos, pueblos cinco
muy próximos a la Vera:
Tietar y Santa María,
Barquilla y su Morena;
Rosalejo y Miramontes
contemplando nuestra Sierra,
todos ellos, ellos juntos
forman a TALAYUELA.



- José Moreno Gómez –
- Poetas en Talayuela. 1978

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