miércoles, 28 de julio de 2010

DESDE TALAYUELA A MANAGUA...

El camino no es solo la distancia que existe entre un lugar y otro, aunque también lo es, pero ese camino solo es imagen y modelo del verdadero CAMINO, que es ese viaje espiritual, interior, que hacemos hacia dentro de nosotros mismos. Desde los aledaños de nosotros vamos dando vueltas hasta poner el primer pies, en ese viaje iniciático, en el que son necesarios muchos pasos y no siempre hacia delante, en una misma dirección. Ese viaje tiene mucho de tanteo, de prisas por llegar, de caídas, de sentarse, de contemplar todo lo que nos va sucediendo en el camino, de descanso y de disfrute también. Kavafis, en su viaje a Itaca, decía que la recompensa del camino no es la etapa final sino que, la verdadera recompensa, es lo que te va sucediendo al hacer el camino mismo.

Bene y Mari Cruz, van a hacer estos días un camino que, no es solo la distancia de Extremadura a Managua, es, creo yo, otro camino en el que van a bucear en su interior para saber sus posibilidades y carencias, su resistencia, a las respuestas que el camino físico les va a presentar. Ellas, al menos Bene sí, que es una gran andarina y ha sabido captar la sensación de caminar, a través de valles y montañas, de chopos y álamos, están entrenadas físicamente para ese otro viaje. Y saben, como sabía el poeta que la verdadera riqueza del camino la encontraran cuando después de la admiración por lo que se vaya viendo sean capaces de formularse, una a otra y con los demás, la experiencia interior que eso les provoca y sepan diferenciar lo importante de lo esencial:
Yo voy cantando, viajero a lo largo del sendero...
No obstante el camino tiene una parte, también de soledad. No importa que a nuestro lado vayan dos personas, tres, una multitud… el camino tiene un componente de soledad para dar paso al Otro, para que hable susurrando, o para ver su presencia en la ausencia. Poner palabra a todo eso es la experiencia de los místicos, la de aquellos que no solo “pasaron” por el camino, sino que hicieron el camino.
El camino tiene mucho de novedoso, de perderse, de ocultarse…
Caminante, son tus huellas
el camino, y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino,
sino estelas en la mar.

Marchad a Managua caminando, buscando un destino en el que nada esta hecho, ni dicho. Haced lo que vayáis intuyendo en cada momento, dad respuesta a lo que se os vaya presentando en el camino, pero caminad, no dejéis de avanzar serenamente: el pasado no nos debe obsesionar y el futuro no es nuestro. El camino de hoy, de ahora, es lo que realmente importa.

Muchos estaremos cerca de vosotras, pendiente de vosotras, pero solo somos estela en la mar, espuma y agua; aunque parezca tan frágil cosa es la única pista que os podemos dar como ayuda en vuestro particular viaje desde Extremadura a Nicaragua.

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