sábado, 1 de enero de 2011

CAMINO DE LA ANDONERA (II )


Mas abajo vive Teresa, a quien llamamos la Calixta, por llamarse así su marido. Su casa es la Cáritas mejor organizada de toda la Diócesis. Oírla contar su historia, en las noches de verano, sentados en la Plaza Mayor, es reafirmarse en que la realidad supera siempre la ficción. Es una mujer con una intensa vida a cuestas y con reaños suficientes para llevarla y hacerla mas fácil a los que tiene alrededor. Al final de la calle está la casa de La Parra, que habitaba Juana, la Vaquera y su familia. El parral delante de la casa, los poyos de piedra en la puerta de la entrada, era el lugar perfecto para sentarse en las noches de verano y recoger el fresco que venía del Malagón. En esta casa, por parecerme, el lugar perfecto, situé la vivienda del Bandido Maragato, cuando escribí las Cinco Imposibles Leyendas: “la vida es como una leyenda, no importa que sea larga sino que esté bien narrada...” decía Séneca. Desde una vista aérea tiene esta calle forma de uve; uve de victoria, de vino, de vaquero, de violín, de venidero.


Al finalizar la calle entramos propiamente en el camino de la Andonera, dejamos a la derecha el Malagón, también llamado Huerto del Curato, con su solitario Fresno. En la guerra de Sucesión, en la que tomaba parte el Reino de Portugal, después de la batalla en el arenal de los muertos, diezma el Concejo de Talayuela y ...dejando el corto numero de doce o quince vecinos... y el peligro de despoblamiento por el continuo ir y venir de los ejércitos y su avituallamiento. La deuda del arbitrio de arriendo al rey, la deuda con la Catedral de Plasencia, con la parroquia de Cuacos, las deudas de los propios vecinos hacen urgente una reunión de los doce o quince vecinos para hablar de futuro de Talayuela. Se hace reunión en el Ayuntamiento y deciden no encontrar más salida, antes de abandonar el pueblo a su destino de despoblamiento, que pedir un préstamo al Convento de San Vicente, hoy Parador, de Plasencia, avalado por las propias posesiones de casas y huertos. Gabriel Ballestero es los pocos vecinos que quedaban y avala el prestamos con ...su casa que está en la plaza, cercados que se encuentran en la barreda, el Malagón, el huerto de Alvara, que linda con la Hondonera...” Así que, mirar el Malagón, es mirar lo que nos evitó, en un tiempo, de ser despoblado y, tal vez, no volver a poblarse.

Si el nombre que se ponen a las calles de Talayuela es para recordar a personas que hicieron algo por la sociedad, alguna calle deberían llevar los nombres de estos hombres que impidieron que se despoblara Talayuela y lucharon por sacarla adelante.


Continuando en camino, a la derecha, se encuentra el Corral del Concejo, felizmente restaurado por el Ayuntamiento, esperando que uso se le pueda dar y, tal vez, no sea otro que la sola ornamentación.


El camino de tierra continúa bordeando el Huerto Curato a la derecha, mientras a la izquierda salen dos caminos más; el primero de ellos casi termina en el camino de Casatejada y el segundo de ellos es el camino de los Carneros.

Continuando el camino, amigo caminante, podemos descansar, si acaso existe cansancio, en el Romeral. No es otra cosa este nombre que una residencia de ancianos que se ha construido últimamente. Los padres son siempre un don para los hijos que viven. Aún mayores y sentados en el sofá de la casa, o en las residencias especializadas, existe la posibilidad de acariciarles, tocarles, mirarles, sentirles o enfadarse por todo el tiempo que exigen. Tiempo vendrá para los hijos, por ser ley de vida, que no se podrá practicar con ellos esas acciones anteriores y, entonces, la vida será más difícil para los hijos. No solo nos habremos quedado sin ese espacio para sentir la ternura que dan los muchos años, sino que se habrá perdido mucho de nuestra propia historia con ellos y de nuestra memoria colectiva. Ellos, tal vez, solo estarán sentados en el sofá de casa, dando cortos paseos, metidos dentro de sí mismo y haciendo suyas las palabras del poeta: ...A mis soledades voy, de mis soledades vengo, porque para estar conmigo, me bastan mis pensamientos...No se que tiene la aldea, donde vivo y donde muero, que con venir de mí mismo, no puedo venir mas lejos... (Góngora) Alguna vez se desubicaran, querrán volver a su casa, pues recuerdan lo mas lejano y no lo más cercano, pero en algún momento en que su mente se coloque como un mecano, acertaran a notar y a reconocer la mano que les cuida y darán las gracias por haber creado y criado a tan buenos hijos. Alguna vez, cuando la mente se serene y se coloque, darán gracias a los cercanos que les cuidan, mientras se les humedecen los ojos y les tiemblan las manos...extremeños de centeno, gallegos de lluvia y calma...Miguel Hernández.
EN TALAYUELA PINOS, CAMPOS
Y LOS TOROS POR SAN MARCOS

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