domingo, 30 de enero de 2011

Jueves Santo en Talayuela, nueve y media en el reloj de la torre de la Plaza Real, sones de banda anuncian la salida del Paso, los nazarenos se colocan los capuchones en la cabeza, se ordenan las filas, los turistas se empinan sobre sus pies para ver mejor. Y, en la puerta de la parroquia de San Martín, aparece el Nazareno, eternamente con su cruz a cuestas, mecido por los esfuerzos de los hombros que lo portan y hay sones de banda en el aire y silencio contenido de emoción en el corazón de todos. Sale el Nazareno para que le miremos este día de Jueves Santo; mejor acaso, para que él nos mire a nosotros, mientras le procesionamos por las calles de Talayuela. Sale el Nazareno vestido en morado y oro, pies descalzos, andando su eterno vía crucis, espalda encorvada por el peso de la Cruz y su mirada. La mirada que a veces le tapa una gota de sangre de su corona de espinas. El morado de sus ojeras hace más profunda e intensa su mirada.Jueves Santo, nueve y media...

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